
Backrooms en el Metro de CDMX: relatos y zonas ocultas
El Metro de la Ciudad de México, una de las redes de transporte más grandes y transitadas de América Latina, ha sido escenario de cientos de leyendas urbanas. Pero en los últimos años, un nuevo fenómeno ha comenzado a llamar la atención de usuarios frecuentes, trabajadores del STC e internautas: los supuestos “backrooms” ocultos entre los túneles del sistema.
Según múltiples relatos compartidos en redes sociales como Reddit, TikTok y foros especializados, hay personas que han experimentado anomalías espacio-temporales dentro del Metro. Estaciones que se repiten, trayectos que se saltan sin explicación, corredores que llevan a lugares que no deberían existir.
¿Qué son los backrooms y por qué se asocian con el metro?
La palabra “backrooms” proviene de un creepypasta publicado por primera vez en 2019 en un foro de internet. El término hace referencia a un supuesto espacio alternativo o plano dimensional al que una persona puede acceder accidentalmente. Se describe como un lugar lleno de pasillos interminables, luces fluorescentes parpadeantes y una sensación persistente de no poder salir.
Aunque surgió como ficción, el concepto rápidamente se viralizó, especialmente entre comunidades interesadas en glitches, teorías de simulación y fenómenos paranormales. En México, varias personas han comenzado a vincular este tipo de experiencias con incidentes vividos dentro del Metro de CDMX.

Señales inquietantes: anomalías reportadas por usuarios
Decenas de testimonios en redes mencionan situaciones que, a simple vista, parecerían errores menores, pero que se repiten con demasiada frecuencia:
- Estaciones que aparecen dos veces seguidas sin que el tren regrese.
- Saltos inexplicables entre estaciones sin haber percibido el trayecto.
- Sensación de desorientación, pérdida de tiempo o repeticiones exactas del mismo entorno.
Uno de los relatos más compartidos narra cómo una persona abordó en una estación, y tras lo que pareció un parpadeo, apareció en una estación tres paradas más adelante, sin memoria del recorrido. Otro menciona haber bajado en una estación conocida, solo para encontrarla desierta, con puertas selladas y pasillos que no correspondían al lugar habitual.
Espacios cerrados, puertas ocultas y zonas “fuera del mapa”
Trabajadores del sistema de transporte colectivo también han comentado —de forma anónima— que hay zonas del metro que han sido clausuradas o selladas desde hace décadas. Algunas de estas áreas presentan:
- Escaleras que terminan en muros.
- Puertas sin letreros visibles.
- Corredores clausurados que, según testigos, siguen presentando actividad inexplicable.
Uno de los lugares más mencionados es el taller de Zaragoza, donde operarios han afirmado que hay túneles que no aparecen en ningún plano público y en los que se escuchan pasos o voces cuando no hay nadie.
El Metro como espacio propenso a glitches mentales o reales
Algunos especialistas en percepción y psicología ambiental sugieren que estos episodios podrían explicarse por:
- Fatiga extrema o estrés durante los trayectos.
- Entornos arquitectónicos repetitivos que alteran la percepción del tiempo.
- Experiencias disociativas breves causadas por la saturación sensorial.
Sin embargo, estas explicaciones no logran convencer a todos, especialmente cuando múltiples testigos narran incidentes similares sin conocerse entre sí.

¿Leyenda urbana, fenómeno psicológico o algo más?
La idea de que el Metro pueda ser una “puerta” a una realidad alterna puede sonar descabellada, pero no deja de generar inquietud por la cantidad de relatos que coinciden en elementos clave: repetición de espacios, pérdida de tiempo, zonas ocultas.
Quizá sea autosugestión, quizá el resultado de entornos que nos sobreestimulan… o quizá, en un descuido, alguien realmente cayó en un lugar donde el tiempo no avanza y el entorno no tiene lógica.