MI HISTORIA CON ELVIS PRESLEY
LA COLUMNA DE: LA MIJ NAV
Tengo treinta y cinco años escuchando la muy rara versión de que El Rey vive en Hawái vendiendo helados en una vagoneta con música a todo volumen, y por más que insisto en que no es cierto; mi mamá jura que está vivo. Lo curioso de este caso es que mi mamá ni ha ido a Hawái y mucho menos ha hecho caso a las noticias de 1977. Sin embargo agradezco su cooperación musical en mi vida y por tanto no la he querido contradecir (la jefa es la jefa). Como ya se pudieron dar cuenta, les estoy hablando de Elvis Aaron Presley -amo y señor de los movimientos inmorales- ”Elvis la Pelvis” ó “El Rey del rock and roll”.
De todas sus interpretaciones mi favorita es “Suspicious Minds” versión que aparece como una de las 500 mejores canciones de todos los tiempos. El autor de dicha canción es Mark James, quien plasmó su propia experiencia en la letra como una relación amorosa en medio de la incertidumbre por celos…
Todo esto me trajo recuerdos de mi muy prestigiada UNAM, para ser exactos en la Facultad de Psicología en donde conocí a otro Elvis-maniaco. Era un chico alto, con una bella sonrisa y barba de leñador, el cual gracias a mis amigas “Celestinas” y nuestras pláticas sobre gatos, música y lucha libre nos orillaron a tener una linda relación.
No teníamos mucho de novios y un día después de que mi abuela falleciera, él tenía que viajar a otro estado por cuestiones de trabajo y pues ya no regresó hasta dentro de algunos meses con la noticia de que ya no podría quedarse en CDMX. De hecho solo venía cada quince días o una vez al mes hasta que un día me pidió que me casara con él, pero pues no; las cosas buenas no son tan fáciles y se complicaron.
A la fecha, seguimos evadiendo comentarios, cuestionamientos, críticas y dificultades por estar separados, hasta que algún día se nos haga estar juntos.
Sé que el contexto de la canción posiblemente sea diferente, pero cada que él viene a la Ciudad de México, salimos a algún concierto o a algún un bar con música y alitas. Obvio la rola de Suspicious Minds nunca falta en lugares así, y cuando eso sucede me abraza, me ve a los ojos y luego me la canta al oído; instalado en la posesión de Elvis y es en ese momento en que percibo el mensaje de amar tanto a alguien como para convencerle de que todo estará mejor y que no podemos dejar que una cosa tan bonita muera y es por ese amor que debemos creer en nosotros… Because I love you too much, baby.